El Centro de Tecnología Industrial Agroalimentaria de España (Ainia) está desarrollando una serie de nuevos métodos de detección para ayudar a los olivareros a identificar y detener la propagación de patógenos comunes antes de que se manifiesten sus síntomas.
Mediante el uso de sensores remotos hiperespectrales y térmicos, Ainia y sus socios de investigación ayudarán a identificar los olivos infectados por Xylella fastidiosa y verticillium, un hongo que ataca las raíces del olivo y hace que sus hojas se marchiten.
Esta modernización de las prácticas de cultivo afectará a toda la cadena de valor de la aceituna: desde el agricultor, pasando por el transformador de la industria del aceite de oliva o las aceitunas de mesa, hasta el consumidor final.- Joaquín Espí, técnico de biotecnología de Ainia.
Tanto la Xylella como el verticillium se han ido extendiendo en España en los últimos años. De acuerdo a nueva investigación publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), si no se controla, la Xylella fastidiosa por sí sola podría costar a los productores españoles de aceite de oliva hasta 17 millones de euros (18.4 millones de dólares) durante el próximo medio siglo.
Utilizando métodos tradicionales, actualmente no es posible detectar la aparición precoz de estas dos enfermedades en el olivar. Los funcionarios de Ainia esperan que los nuevos métodos de detección que están trabajando para desarrollar permitan que los brotes se detecten antes.
Ver también:Más sobre Xylella Fastidiosa"Las enfermedades que amenazan al olivo son una de las principales preocupaciones de los agricultores; especialmente aquellas que por su virulencia, como Xylella fastidiosa o verticilliosis, pueden destruir hectáreas de olivares en unos años”, Dijo Ana Torrejón, investigadora en biotecnología de Ainia.
"Nuestro objetivo es desarrollar una estrategia integrada que nos permita dar respuesta a la producción y al sector oleícola en la lucha contra estas enfermedades del olivo, para que una industria de gran importancia en nuestro país pueda seguir avanzando”, añadió.
Los investigadores planea usar drones para realizar la teledetección hiperespectral y térmica. Estos drones volarían sobre los bosques y crearían mapas tridimensionales de los olivos, detectando longitudes de onda de luz que el ojo humano no puede percibir.
Sin embargo, estas mismas longitudes de onda pueden brindar a los investigadores información sobre la salud de los olivos y brindarles una ventana de oportunidad para detectar la aparición de la enfermedad antes de que los síntomas se hayan manifestado físicamente.
Además de probar nuevos métodos de detección, Ainia también está trabajando para desarrollar nuevas medidas de biocontrol y bioestimulantes.
Una vez desarrolladas y probadas por completo, los investigadores creen que las medidas de control biológico presentarían una alternativa orgánica y sostenible para los agricultores que desean evitar el uso de regímenes de pesticidas para prevenir la propagación de la insectos que sirven como vectores principales para las dos enfermedades.
Los investigadores también esperan poder desarrollar bioestimulantes que puedan aplicarse a los olivos y ayudar a aumentar su resistencia a los estresores ambientales, como las plagas, que los hacen más vulnerables a la enfermedad.
Cuando se les preguntó qué tipos de medidas de biocontrol y bioestimulantes se estaban probando, Ainia se negó a comentar y dijo que prefería esperar resultados concretos antes de discutir el tipo y la efectividad de sus medidas.
Sin embargo, los investigadores enfatizaron que cualquier cosa que pudieran aprender de estos ensayos de detección y prevención ayudaría a las partes interesadas en todo el sector de la aceituna a largo plazo.
"Esta modernización de las prácticas de cultivo afectará a toda la cadena de valor de la aceituna: desde el agricultor, pasando por el transformador de la industria del aceite de oliva o la aceituna de mesa, hasta el consumidor final; que podrán acceder a productos producidos de forma sostenible, libres de productos fitosanitarios químicos ”, dijo Joaquín Espí, técnico del departamento de biotecnología de Ainia.
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